Hoy en día, hay una gran oferta de materiales disponibles para crear tu packaging: cartón, vidrio, metal, madera, plástico… Y, por si fuera poco, de diferentes tipos y multitud de densidades de los mismos.
Para saber qué material es el óptimo, primero tenemos qué analizar para qué producto es. Tenemos que pensar en el tamaño que requiere, si necesita una buena protección contra golpes y caídas, si será de entrega instantánea o en varios días, el uso que se le va a dar, si requiere de una temperatura máxima o mínima, si tiene que estar siempre de manera estable, etc. Por supuesto, esto hay que tenerlo aún más presente a la hora de buscar un envase para productos alimenticios.
En los últimos años, ha crecido la tendencia de apostar para el uso de materiales naturales o ecológicos tales como el cartón folding, papel kraft, envases hechos de cartón reciclado, corrugado o corcho, etc. Esto se debe a que los consumidores valoran cada vez más que la empresa en la qué compran tenga unos valores medioambientales a corto y largo plazo.
Respecto nuestro caso en particular, decidimos decantarnos por el folding. Este material está formado por una base de varias capas de pasta mecánica situadas entre dos capas de pasta química estucadas. Las principales ventajas que ofrece son:
- Gran resistencia debido a su alta densidad.
- 100% reciclable y libre de ácido con certificado PEFC (certificación forestal).
- Alta estabilidad dimensional.
- Muy ligero.
- Ofrece una garantía óptima en calidad de impresión por ambas caras.
- Apto para el contacto con alimentos.
- Precio económico.
Si estás interesado en mejorar tu packaging alimenticio y quieres trabajar con folding debido a los grandes beneficio que aporta, no dudes en ponerte en contacto con nosotros.